lunes, 31 de agosto de 2009
domingo, 30 de agosto de 2009
The brown bunny (Vincent Gallo, 2004)
"Por favor, por favor, ven conmigo"
Siempre resulta complicado distinguir la calidad del engaño dentro de ese cine silente que una y otra vez nos venden como nuevo y sin embargo es viejísimo y se formula desde las raíces mismas del audiovisual. Espacios de rabia contenida como los de Van Sant, Lisandro Alonso y tantos otros que se suman a la idea del viaje silencioso y sin destino, de la búsqueda. Ni sé ni me importa hasta que punto el ejercicio de mi tocayo Gallo se inscribe en la lógica del exhibicionismo, pero está claro que sí se inscribe en un espacio de pausa que tiene que resultar familiar a cualquiera. Colocarlo en un formato de road movie era aquí, imagino, inevitable. Tenemos a un protagonista que conduce con monotonía y rabia una furgoneta que a su vez transporta una moto que –como vemos en varias escenas de la película- mima y cuida y, suponemos, se divierte conduciendo. El viaje de destino imposible de un hombre que, paradójicamente, dedica su disfrute a viajar, de la misma forma que, huyendo del amor, trata de encontrar otras mujeres y no puede.
Es un personaje perdido en una pausa, un lugar en que flotan las claves de un pasado dramático. Entre planos de una belleza asombrosa, invitar a comer a una puta, chequear la moto, llamar a la puerta de un muerto: todas son acciones válidas en un tiempo que no avanza, que se ha quedado estancado en los recuerdos. Es aquí que es más difícil distinguir la calidad del engaño, digo, y The brown bunny contiene pocas cesiones a cualquier tipo de espectador a convencer. Es fácil de odiar quizás porque Gallo está en deuda con su personaje y consigo mismo. Como en los viajes circulares de Van Sant, el trance se consigue aceptando la parálisis como un estado de aportes diferenciales que, en la suma, consigue escenas de enorme fuerza si uno está dispuesto a no bajar la guardia. Esos desiertos que se convierten en mares (tal vez la ineludible referencia a Gerry (Van Sant, 2002)), esas mujeres que nos rozan y nos abandonan como en estado de inconsciencia. Si a algo me recuerda este viaje es a esa otra enorme película de Guerín: En la ciudad de Sylvia (2007), en que la búsqueda de la mujer perfecta no era sino la búsqueda de uno mismo como un fantasma extraviado, convirtiendo la rabia en afonía, confundiendo recuerdos, follando con la muerte.
Siempre resulta complicado distinguir la calidad del engaño dentro de ese cine silente que una y otra vez nos venden como nuevo y sin embargo es viejísimo y se formula desde las raíces mismas del audiovisual. Espacios de rabia contenida como los de Van Sant, Lisandro Alonso y tantos otros que se suman a la idea del viaje silencioso y sin destino, de la búsqueda. Ni sé ni me importa hasta que punto el ejercicio de mi tocayo Gallo se inscribe en la lógica del exhibicionismo, pero está claro que sí se inscribe en un espacio de pausa que tiene que resultar familiar a cualquiera. Colocarlo en un formato de road movie era aquí, imagino, inevitable. Tenemos a un protagonista que conduce con monotonía y rabia una furgoneta que a su vez transporta una moto que –como vemos en varias escenas de la película- mima y cuida y, suponemos, se divierte conduciendo. El viaje de destino imposible de un hombre que, paradójicamente, dedica su disfrute a viajar, de la misma forma que, huyendo del amor, trata de encontrar otras mujeres y no puede.
Es un personaje perdido en una pausa, un lugar en que flotan las claves de un pasado dramático. Entre planos de una belleza asombrosa, invitar a comer a una puta, chequear la moto, llamar a la puerta de un muerto: todas son acciones válidas en un tiempo que no avanza, que se ha quedado estancado en los recuerdos. Es aquí que es más difícil distinguir la calidad del engaño, digo, y The brown bunny contiene pocas cesiones a cualquier tipo de espectador a convencer. Es fácil de odiar quizás porque Gallo está en deuda con su personaje y consigo mismo. Como en los viajes circulares de Van Sant, el trance se consigue aceptando la parálisis como un estado de aportes diferenciales que, en la suma, consigue escenas de enorme fuerza si uno está dispuesto a no bajar la guardia. Esos desiertos que se convierten en mares (tal vez la ineludible referencia a Gerry (Van Sant, 2002)), esas mujeres que nos rozan y nos abandonan como en estado de inconsciencia. Si a algo me recuerda este viaje es a esa otra enorme película de Guerín: En la ciudad de Sylvia (2007), en que la búsqueda de la mujer perfecta no era sino la búsqueda de uno mismo como un fantasma extraviado, convirtiendo la rabia en afonía, confundiendo recuerdos, follando con la muerte.
autopsias y cianuro
super8 vampírico,
vincent gallo
sábado, 29 de agosto de 2009
a Michel
y el hombre sin corazónse tambaleaba como un borracho.MALCOLM LOWRY
dos de ellas podía dibujar cosas que no sé; con
la otra extendida hacía daño al mundo. Vinieron vientos
raros del otro lado del mundo, gentes pequeñas
que buscaban arrancar corazones. Gentes pequeñas. Iban
pisando animales y haciendo ruido y corrían y
corrían y abrían mucho la boca y respiraban con
toda la fuerza de su pecho pequeño. Querían drenarlo
todo –aquellas gentes- y colonizarlo todo. En la noche
sacaban a los hombres de sus casas y les arrancaban
el corazón.
Y también buscaron a aquel hombre.
Ah,
gente que quiere arrancar corazones, pequeñas
gentes con miedo, gentes solas, ¿acaso no sabéis que es imposible
arrancar el corazón a un hombre con tres manos que
puede escalar montañas con dos manos y
sujetar su corazón al mismo tiempo?
viernes, 28 de agosto de 2009
Glauber Rocha
"El comportamiento normal de un hambriento es la violencia, pero no la violencia por primitivismo. La Estética de la Violencia, antes que primitiva es revolucionaria; es el momento en que el colonizador toma conciencia de la existencia de un colonizado.
A pesar de todo, esta violencia no esta impregnada de odio sino de amor; un amor brutal como la violencia misma, porque no es un amor de complacencia o de contemplación, sino un amor de acción, de transformación.
Ya se han superado los tiempos en que el nuevo cine necesitaba explicarse para poder existir; el nuevo cine necesita convertirse en un proceso en si mismo para darse a comprender mejor, por lo menos en la medida en que nuestra realidad puede ser comprendida a la luz de un pensamiento que el hambre no debilite o vuelva delirante."
De Estética de la violencia (Glauber Rocha, 1968).
Dejo de paso el primer corto del genio de Brasil: El patio.
jueves, 27 de agosto de 2009
miércoles, 26 de agosto de 2009
domingo, 23 de agosto de 2009
113.
La vulgaridad es un hogar. Lo cotidiano es maternal. Después de una incursión prolija en la gran poesía, hacia los montes de aspiración sublime, hacia los peñascos de lo transcendente y de lo oculto, sabe mejor que bien, sabe a cuanto es cálido en la vida, regresar al albergue donde ríen los necios felices, beber con ellos, necio también, como Dios nos ha hecho, contento del universo que nos ha sido dado y dejando lo demás a los que escalan montañas para no hacer nada allí en lo alto.
PESSOA
miércoles, 19 de agosto de 2009
maldito bastardo, genio hijo de puta
lunes, 17 de agosto de 2009
imágenes.
Las imágenes son tan peligrosas... Piden a gritos la muerte de nuestra memoria, el hombre sin su memoria inútil, fragmentada, imposible. Lo decía el bueno de Derian Passaglia de otra forma en su poemario Paseador de perros: las imágenes nunca dicen la verdad. Se justifican. muestran una realidad contraria a la realidad; antimateria que uno no se arrepiente de ver. Y necesitamos imágenes para calmar nuestra sed de respuesta, estímulo de llevar más allá la respuesta. Hoy, un asesinato sin imagen no lo es, y palabra es complemento de realidad autosuficiente en la imagen. Pasa, cuando vemos películas de directores de la talla de Aronofsky (Pi, Requiem for a dream, The fountain, The wrestler) que sustituyen cualquier coherencia estética o narrativa por un descontrol rítmico de imágenes sin pies ni cabeza. Imperio de imágenes hasta que el imperio se hace dictadura. Y las dictaduras funcionan si uno ve que no son tan, tan, tan, tan malas como dicen. Las imágenes son peligrosas, sí, y nosotros necesitamos muchas para sobrevivir. No tenemos derecho a fantasmas invisibles.
autopsias y cianuro
Derian es necrofílico,
letras con sangre,
morir después de leer,
quiero la cabeza de Aronofsky
martes, 11 de agosto de 2009
primer apunte de bienvenida.
24 horas sin dormir. comienzo a preocuparme; hacía meses que no volvía a mis ejercicios masoquistas. Tampoco era muy difícil, diez horas en un bus con un chinorris delante que se empeñaba en en recostar su asiento sobre mi metro noventa. Me duele la tripita, la cabeza me da vueltas, pienso teorías extrañas sobre la conexión de Los cuatrocientos golpes y Paranoid park, la cabeza me da vueltas (¿ya lo he dicho?: la cabeza me da vueltas) y la brújula hace rato que se mueve sin control ¿es esto el sur? c'est ma nouvelle vie? doy un salto para celebrarlo y ahora sí que no sé dónde estoy.
lunes, 10 de agosto de 2009
segundo apunte de despedida.
quería anoche despedirme de mi habitación con una película de Víctor Erice. la película 1500. en vez de eso las estanterías se caían encima de mi cama, y ésa era su despedida. ¿me esperará ahí fuera el cielo oscilando en mi cabeza o podré en cambio llegar por fin al sur?
autopsias y cianuro
epitafios estúpidos,
super8 vampírico
domingo, 9 de agosto de 2009
primer apunte de despedida.
sábado, 8 de agosto de 2009
empecemos suave: nuevo single de Dorian.
¿cómo podría alcanzarte para ser igual que tú
si he vivido siempre al este del Edén?
viernes, 7 de agosto de 2009
no había otra forma de empezar que dando la solución.
Divine en Pink Flamingos.
para que matar te haga feliz debes ser feliz de antemano.
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