domingo, 23 de agosto de 2009

113.

La vulgaridad es un hogar. Lo cotidiano es maternal. Después de una incursión prolija en la gran poesía, hacia los montes de aspiración sublime, hacia los peñascos de lo transcendente y de lo oculto, sabe mejor que bien, sabe a cuanto es cálido en la vida, regresar al albergue donde ríen los necios felices, beber con ellos, necio también, como Dios nos ha hecho, contento del universo que nos ha sido dado y dejando lo demás a los que escalan montañas para no hacer nada allí en lo alto.

PESSOA

1 comentario:

  1. O poeta e um fingidor
    finge tao compretamente
    que chega a fingir que e dor
    a dor que deveras sente...

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