Pese a toda la propaganda que ha tenido a propósito de Ten minutes older: the trumpet y Ten minutes older: the cello, nunca es tarde para descubrir a los que llegan tarde uno de los cortos al mismo tiempo más humildes y que denotan un uso más sutil de la cámara que servidor haya podido ver.
Herz Franz, como heredero reconocido de Vertov, jugó a la recuperación de una poética del documental. Como Vertov, también, sus imágenes tienen algo caótico y definitivo, algo que se cuela en tú cabeza y -no importa hace cuándo hayas visto sus filmes; en mi caso fue hace años- es imposible olvidar.
Ten minutes older (1978) es, como el otro gran corto de Franz, The song of songs (1989) el resultado de un uso del plano secuencia. Un plano secuencia de diez minutos que nos muestra la cara de unos niños mientras ven un espectáculo de marionetas. Por sus caras -sobre todo por la de uno de ellos- vamos a ver pasar toda una vida; una vida en diez minutos. Lo que guarda de espectacular Ten minutes older, es en definitiva la poética y la fuerza conceptual de un corto completamente casual (no hay nada de preparado en las expresiones del niño). Su brutal reflexión es resultado de todo lo que la realidad, limpia, sin manipular, puede guardar de poético.
ADVERTENCIA: antes de ver el video piénsatelo bien; recuerda que después serás diez minutos más viejo.
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HIJO DE PUTA SIN CORAZÓN, ESTOY LLORANDO COMO UNA NENA ENFERMA, DIOS ESTO ES GENIAL
ResponderEliminarlo sé, lo sé, mi amor. ¿que no es el niño más increíble de la tierra?
ResponderEliminarsí que lo es. En unas horas vuelvo y miro el último que subiste. Besito ahí.
ResponderEliminarmañana lo veo. lo juro. hoy me pasé 10 horas en la facultad y 12 fuera de mi casa. doy asco.
ResponderEliminarlos amo, a todos. a apeman más que a nadie.
ResponderEliminarno, yo sé que me amás más a mí, y los dos sabemos que claudia me ama más a mí.
ResponderEliminarmirá esto derian por el amor de dios la concha de tu madr
Grandioso
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