En una ocasión le oí contar esto al filósofo Gustavo Cirigliano: “Asistían los habitantes de un pueblo andino, tan aislado que desde él se tardaba siete días en llegar caminando al pueblo más cercano, a la inauguración de la nueva carretera por parte del señor gobernador. Éste, entre otras cosas, dijo: - … y fíjense que ahora, gracias al gobierno, lo que antes hacían en siete días, pueden hacerlo en uno. Un viejo preguntó: - Y, ahora, ¿qué hacemos con los otros seis?” (Soros)
Cada uno de los seres humanos arrastra consigo los inmensos círculos de su existencia y las entrañas cálidas de otras personas, de las que salió como un gusano, y ahora se arrastra y lleva la pesada carga de su aguijón venenoso, y muerde y pica y come y devora, y lo devoran y lo han uncido a un carro y le pegan golpes de fusta sobre la cabeza, y todo gira en círculos de resistencia y hambre y de horror, y en medio de todo esto, la pintura es, por regla general, algo desconocido y superfluo. (El retorno de Filip Latinovicz, MIROSLAW KRLEZA)
En una ocasión le oí contar esto al filósofo Gustavo Cirigliano:
ResponderEliminar“Asistían los habitantes de un pueblo andino, tan aislado que desde él se tardaba siete días en llegar caminando al pueblo más cercano, a la inauguración de la nueva carretera por parte del señor gobernador. Éste, entre otras cosas, dijo:
- … y fíjense que ahora, gracias al gobierno, lo que antes hacían en siete días, pueden hacerlo en uno.
Un viejo preguntó:
- Y, ahora, ¿qué hacemos con los otros seis?”
(Soros)
Un maestro.
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