viernes, 20 de noviembre de 2009

Uno de Diego Vaya

La noche era un temblor una respiración de ciervo malherido

Esperaste en las aguas Siempre fueron las fuentes un canto subjuntivo para el alma la dicha de sentirnos reflejados en la profundidad limpia del cielo la luz que en una gota permanece como permanecemos unidos y desnudos en la noche en la furtiva floración de un sueño

Esperaste en las aguas La sed entonces tuvo rostro

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